Ella echaba en falta a alguien que la adorara, que la mimara apoyara y entendiera. Algo parecida a un alma gemela con quien descubrir océanos. Siempre con la misma piedra, azul, negra, gris, marrón... Independiente color pero mismo interior.
¿Donde estaba sus alas, cuando vendrían? ¿Cuando se sentiría como debería sentirse?
Exhausta estaba de escapar de aquellos cuervos que sólo querían arrancarle los ojos, los dientes, las uñas, y todo aquello que les hubiera dejado a su merced.
No sabía como escapar de aquel cementerio que sin darse cuenta la había aprisionado durante años. Se fijaba en su alrededor. Cuerpos sin expresión ni color descansaban en el suelo. Provocándole una ansiedad que la tumbo al suelo dejándola sin consciencia.
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