domingo, 27 de junio de 2021

La historia


Una vez conocí a una niña de ojos grises

Piel paliducha y labios fruncidos y prietos

“Si muestro mis dientes se reirán de mi, decia

Como mas prietos tenga mis labios menos se notaran”

Se tapaba la boca al hablar, justificándose que lo hacia  por educación.

Pero cuando apretaba los labios mas cara de enfadada tenia.

Y eso se reflejaba en su cuerpo:

Sus músculos y articulaciones se tensaban,

El cuello se le estiraba tanto que precía una atalaya.

Llegó un día que de tan tensa que estaba no podia ni articular palabra.

Corrió a su mama,

Ella no la entendió, pues ella hacia lo mismo Solo articulaba frases que no tenían sentido en la cabeza de la pequeña.

Corrió a su papa, el pausó la película y dijo que le preguntara a su madre que el no sabia de esas cosas.

No corrió a su hermana porque esta nunca estaba

Intentó correr hacia su amiga del colegio pero esta solo se miraba al espejo.

La niña no sabia a quien acudir, y se vio al espejo, vió esos ojos en llamas que tanta auxilio pedían pero que pocos entendían.

Esos ojos ardientes eran sin duda atractivos, por lo que aquellos que también apretaban los labios y fruncían el ceño se le acercaban, era carne de presa.

Ella que solo tenía a su espejo no entendía nada, solo sabia imitar lo que veía, no estar nunca, delegar responsabilidades sin enfrentarlas, y decir cosas que no venían a cuento.

Pasaron los años y esa niña se hizo mujer, una mujer un poco parda, pero de tez brillante, por dentro.

Solo había que saber limpiar el hollín y el brillo cegaba.

Gracias a x un día un angel se la encontró, ella mendigaba cariño en cada pueblo que cruzaba y cada peatón que veía.

Ese angel creyó en ella y le enseñó a desapretar los labios, a relajarlos. Incluso a enseñar sus dientes que tanto odio los tenía

Que más daba que alguien los viera y no le gustara?

Quién le pedia mirar a esa persona?

Y peor, quien le pedia opinar de ello?

Poco a poco el cuerpo dejo de estar tan tirante, el hollín empezó a caer debido a las arrugas del movimiento fluido que aprendía día a día.

Y llegó un día que de tanto hollín caído su piel se volvió pálida como el marfil. Ese marfil brillaba, incluso en el sótano mas lúgubre de la ciudad..

Ella regalaba brillo a todo aquel que lo pedía, puesto que se regeneraba, y quería compartir todo lo bueno con los otros

Era feliz regalando trocitos de luz, la gente sonreía y enseñaba los dientes al hacerlo.

Y entendió que como más enseñara los dientes mas luz habría en el mundo. Así aprendió a sonreír.

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