Los días pasaron rápido. Luego de que rompimos jamás imaginé que todo se volvería así. Duro, imposible y triste. Debo decirte que nunca pensé que serías tú quien rompiera mi corazón y lo dejara destrozado para luego marcharse. Quizá nunca me quisiste, o quizá sí. Nadie lo sabe. Lo cierto es que hay una sola verdad que sí es cierta: aún no puedo perdonarte.
Sé que perdonar es parte del coraje y educación que tienen los seres humanos para desenvolverse en las relaciones humanas, pero yo no puedo, algo me frena, algo me dice que aún no es tiempo, que nada ha sanado y que debo seguir viviendo mi dolor. Pero yo ya no quiero. Quiero borrarte de mi mente y sacarte de mi corazón de una vez, porque, donde antes hubo amor por ti, ahora solo quedan recuerdos y decepción.
No puedo negar que te deseo lo mejor, pues nunca he sido rencorosa ni mala persona, pero no esperes que te perdone, porque no es fácil para mí. Y aunque nuestra relación no fue perfecta ni hermosa, aún así estuve enamorada, pero ahora ya no existe ese sentimiento aquí dentro. Espero algún día poder perdonarte, pero no te aseguro que lo haga ahora. Prefiero olvidarme de ti y seguir adelante, conocer otras realidades y enfrentarme a nuevos panoramas, porque tú no supiste dármelos, ni mucho menos incluirme en los tuyos.
No puedo perdonarte, no aún. No sabiendo que quizá me utilizaste o que fui más una molestia para ti, pues así lo pensé todas esas veces cuando estabas a mi lado sin mirarme y sin tener la valentía de decirme que hiciéramos algo distinto. No puedo.
No puedo perdonarte a ti, pero sí puedo perdonarme a mí misma por haber dejado mi propia identidad de lado, esa que ahora está volviendo porque he decido dejarte de lado a ti y ya comenzar a pensar en mí.
Sé feliz.