pues no había vivido muchas experiencias negativas, hasta un verano del 89 con esperanza cogida de la mano esperaba debajo su cedro a que él apareciera.
Pasaban los días, semanas, meses e estaciones. El mozo no aparecía en el distrito. Extrañada, fue a su casa a ver que pasaba.
Al pasar unos minutos abrió la puerta un chaval de su misma estatura, ojos claros y mejillas sonrojadas, fue tal el contacto visual, que Luz se giró y se fue con esos ojos grabados en su mente.
Se encerró en casa, intentando atisbar lo que hacía ese curioso chaval a todas horas.
Ese chaval de rodillas rasgadas y espalda ancha y de ojos profundos se agitaba en cuando la veía asomada a la esquina, tropezaba e incluso se embobaba buscándola...
un día nublado ese chico siguió a Luz hasta se cedro sin que ella se diera cuenta, pues cuando se paro y se dio la vuelta vio esos dos grandes ojos observándola.
Frecuentaban sus encuentros hasta que sus sentimientos florecieron. Pues como he dicho antes Luz tenia una perspectiva rosa, hasta que un día se le acabó su lápiz de color.
Cada día era mas oscuro pues había usado tanto los colores que se había olvidado del blanco y el negro, hasta que llego el día en que solo le quedaba negro.
Luz pasó estos últimos años intentando poner color a la vida pero no se de que modo, incluso creo que Luz aún esta atrapada.